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¿Que celebramos: independencia o la dependencia?



Espectáculo de la infamia

Juan Almendares

La explotación es un fenómeno de relación económica, a través del cual una persona o un grupo humano se apropia valores creados por el trabajo de otro hombre o grupo, entendido que este último se ve obligado a tolerar dicha relación por circunstancias diversas, como puede serlo el estar físicamente forzado a tolerarla o el no disponer de medios de producción para trabajar por cuenta propia. Una clase social es un conjunto numeroso de personas que, en el seno de una sociedad, presentan modos de vida semejantes e intereses comunes, determinados, unos y otros, por el papel común que dichas personas desempeñan en el régimen económico de dicha sociedad y especialmente en el régimen de la propiedad. Ambos conceptos son grandes aciertos de la Economía Política, han ampliado enormemente las posibilidades del análisis histórico, son manejados con provecho por los Historiadores importantes de nuestro tiempo, y no hay ningún motivo para mantenerlos desterrados del ámbito de nuestra historiografía.
(Severo Martínez Peláez)

El 15 de septiembre de 1821, se considera el momento histórico en que ocurrió la independencia política de Honduras, que en realidad corresponde a la independencia de los criollos, y la historia de los opresores omite la situación real de los sectores oprimidos, comunidades indígenas, pueblos de origen africano y caribeño. En consecuencia, se consolidaron las alianzas de una oligarquía latifundista con los colonialistas francés y británicos.
Nuestro prócer centroamericano Francisco Morazán, que luchó contra el colonialismo británico y el oscurantismo religioso, fue fusilado el 15 de septiembre de 1842, por sus grandes ideales patrióticos.
Por consiguiente, cuando se celebra el 15 de septiembre, no es nuestra independencia, es el fusilamiento de Francisco Morazán y el inicio de un doloroso proceso histórico de dominación y violación de nuestra soberanía y por lo tanto nuestra dependencia de los procesos neocoloniales estadounidense y británicos.
A partir del 1502 se dice que fuimos descubiertos, cuando en realidad fue un encubrimiento producido por la barbarie de la colonización que negó la humanidad de los indígenas y contribuyó a la esclavitud y a la explotación de los africanos y de los pueblos originarios al decir que no tenían alma, o sea que no eran humanos. Son por lo tanto más de 500 años de resistencia a la opresión colonial, racismo, patriarcado, oligárquico, colonial y neocolonial que produjo profundas desigualdades en los derechos de la mujer con respecto a los hombres.
En otras palabras, la idea de celebrar la independencia de Honduras de 1821, es una manifestación de ratificación de la historia de los poderosos con respecto a los oprimidos.
En consecuencia, lo que celebramos es el júbilo de una oligarquía alineada y neocolonial que fusila las ideas morazánicas, vende la patria y entrega la soberanía territorial a la acumulación capitalista por desposesión.
En pleno Siglo XXI nos hemos hecho la pregunta: ¿Qué celebramos? ¿La independencia o la dependencia?
La realidad nos da la respuesta, celebramos un espectáculo de la infamia, que produce un estado policial-militar, punitivo, persecutorio y carcelario, servil a los intereses del pentágono que ha permitido la venta de nuestro territorio a las multinacionales mineras, construcción de múltiples represas, mega proyectos turísticos, explotación de la madera, monocultivo de bananos, plantación de caña de azúcar, palma africana, cultivo de transgénicos, concesiones petroleras, inversiones ganaderas y para colmo de males, ha creado el vergonzoso proyecto en las zonas especiales en desarrollo (venta de la soberanía territorial y alimentaria). En el plano geopolítico nuestro territorio está ocupado militarmente por Estados Unidos de América, quien históricamente ha violado nuestra soberanía territorial y autodeterminación de nuestro pueblo con fines bélicos, políticos e ideológicos para agredir a otros pueblos de América Latina (Cuba, Nicaragua, Venezuela, Guatemala, El Salvador y potencialmente cualquier país de América latina y el Caribe).
En este 15 de septiembre de 2019, la orden del día es reprimir violentamente cualquier iniciativa de maestros, estudiantes y pueblo en general que se manifieste fuera de las normas del espectáculo de la infamia.
En el estadio que sirvió de centro de tortura durante el golpe de estado militar en 2009, el estado policial militar, va a desarrollar el espectáculo de la infamia, aislado del pueblo y va exhibir las armas que ha comprado a Estados Unidos e Israel, con el dolor, el hambre y el sufrimiento de nuestros hombres y mujeres, niños y niñas descalzos y desnutridos y algunos asesinados por las fuerzas militares, jóvenes estudiantes, campesinos y obreros que han sido brutalmente golpeados expuestos a bombas lacrimógenas que no solo hacen llorar si no que matan, y los que sobreviven son colocados en las cárceles de máxima seguridad que producen máxima tortura.
En el marco de toda esta monstruosa violación a los derechos de la vida, de la madre tierra, del agua y de los seres humanos tenemos dos poblaciones, una que migra hacia la fuente de nuestros males que es el gobierno de Estados Unidos, porque ya no aguantan la violencia estructural y política del gobierno de Honduras y que también desafía con su desplazamiento colectivo al poder imperial.
El otro sector son las comunidades que tienen un arraigo profundo a la patria y sin embargo, las fuerzas armadas protegen las transnacionales y los intereses del Comando Sur al golpear duramente y encarcelar a los defensores y defensoras de la unidad de la vida que es el agua y la madre tierra.
Tal es el caso de las comunidades que defienden el Parque Nacional la Tigra, que es una de las principales fuentes de agua de la capital, los campesinos de Guapinol que luchan contra el extractivismo minero y la protección de fuentes de agua de las montañas a través del Comité Municipal de Bienes Comunes de Tocoa, Colón; el otro sector que defiende el agua y la madre tierra son las comunidades garífunas.
Por esta lucha se produjo una masacre (femicidio racista) su mayor parte mujeres garífunas de la organización OFRANEH que fueron asesinadas por sicarios siguiendo un patrón similar que recuerda a los escuadrones de la muerte de la doctrina de la seguridad nacional.
Ante este cúmulo histórico de violencia y terror contra el pueblo hondureño, es necesario profundizar en la historia que tenemos que construir hombres y mujeres para liberar a Honduras de la opresión actual y presente, sin perder los objetivos de que nunca podremos salir de nuestro atraso sin tener claro la construcción de un sujeto colectivo y comunitario que una al pueblo, respetando las diferentes cultura e ideas, pero que parta de principios anticolonial, antimperialista y que comprendamos que es fundamental una lucha no sexista, no homofóbica y no patriarcal.
Por lo tanto, la historia la construyen hombres y mujeres, pero hay que reconocer que las mujeres lo hacen bajo condiciones desiguales que a los hombres.
Celebremos con alegría la lucha por la liberación y transformación de la realidad injusta y perversa en que vive Honduras frente al neoliberalismo, y a la acumulación capitalista por desposesión.
Pueblos hermanos del mundo, Honduras demanda tu solidaridad.
 ¡Libertad a los presos políticos, respeto al agua, a la madre tierra y a la vida en Honduras y de los pueblos de América Latina!

¡Alta es la noche y Morazán vigila al pentágono y al estado militar subalterno a los intereses del Comando Sur!


Tegucigalpa, 15 de septiembre de 2019



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