La muerte de la montaña* y de los cadáveres vivientes
Juan Almendares
Al tiempo de asesinar a la montaña,
asesinaron a cientos de cadáveres vivientes.
Se estremecieron las fibras del dolor
y solidario se levantó entonces **Cesar Vallejo.
El sufrimiento de los cadáveres vivientes
le dio sentido al valor de la lucha,
frente a la maquinaria
que trituraba los cuerpos
y las rocas vivas.
Se desmoronó la montaña
y se secó el manantial de la esperanza
La muerte de los cadáveres
levantó el espíritu de los pueblos;
comprendimos entonces
que la política
es la ética colectiva de la vida.
Es la solidaridad plena
con la que nuestros pueblos unidos
construirán la esperanza
y el camino
de la revolución.
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