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La semiótica de la violencia detrás de la política de opresión y colonización.


 

La semiótica de la violencia detrás de la política de opresión y colonización. 

  

Durante la colonización española los indígenas y negros eran considerados sujetos sin alma, es decir, eran seres inferiores al ser humano y por lo tanto, sufrieron como consecuencia la esclavitud, la tortura, los tratos crueles, inhumanos y degradantes que alcanzaron su máxima expresión con la esclavitud y el comercio de esclavos africanos. 

Una diferencia entre el ser humano y los animales, es que el primero desarrolla un lenguaje más avanzado, tiene la capacidad de producir símbolos, fabricar instrumentos y desarrollar un proyecto histórico. Así, una araña construye su tela de la misma manera durante varias generaciones, pero los hombres y las mujeres construyen su casa de forma diferente. 

Hombres y mujeres hacen historia y por supuesto, las mujeres en condiciones de desigualdad con respecto a los hombres. 


Las relaciones que se establecen con la naturaleza son materiales y las relaciones entre las personas son sociales y mentales, lo que nos permite profundizar en las relaciones psicosociales es la política que nos lleva a transformar la realidad; es decir, la política es ese campo teórico, práctico de transformación durante el cual experimentamos comportamientos, emociones, desarrollamos la inteligencia y el conocimiento. 


Me voy a referir a los procesos neocoloniales que intervinieron en la instauración de regímenes militares y en la guerra contra los pueblos de Centroamérica que provocaron las migraciones de millones de centroamericanos y la profunda alteración psicosocial de grupos juveniles que luego se llamaron maras o pandillas. 

Los gobiernos antidemocráticos utilizaron cuerpos militares entrenados en la tortura y las guerras psicológicas, en la llamada Escuela de las Américas. 

Después del golpe militar en Honduras del 28 de junio de 2009, se estableció un gobierno castrense carcelario con cara civil y corazón militar, con la asesoría bélica y policial de Estados Unidos de América; se logró construir cárceles de máxima seguridad y máxima tortura con aislamiento físico y mental, con periodos de aislamiento de 25 días, con exposición al sol de solo una hora. 

Las masacres de jóvenes en estas cárceles son históricas, 69 jóvenes fueron asesinados, 108 en San Pedro Sula fueron quemados y electrocutados, 400 en el penal de Comayagua. 

Entre 2011 y 2018, 21 mil jóvenes fueron asesinados con un índice de impunidad de más del 90%. 


La situación de la Juventud y la condición psicosocial de los hondureños empeoró, la tasa de suicidios aumentó, el genocidio contra los pueblos indígenas, garífunas y misquitos se incrementó, así como el feminicidio político de Berta Cáceres y la desaparición forzada de 4 jóvenes garífunas de la organización OFRANEH; gestándose una verdadera pandemia de pánico y terror; la situación del país siguió empeorando y proliferó la semiótica de la violencia con los consecuentes trastornos psicológicos manipulados por una guerra mediática, la violación de los derechos humanos, la migración interna y externa de los ciudadanos y los escándalos de corrupción con un gobierno que dio prioridad a las armas y con una profunda reducción del gasto social en salud, educación, vivienda y transporte. 


Con el triunfo de Xiomara Castro como primera presidenta histórica de Honduras, se procede a desarrollar un proceso de recuperación de la dignidad y el respeto a la autodeterminación de nuestro pueblo, la soberanía territorial, cultural, energética, alimentaria, sanitaria y anti patriarcal.  


Una de las primeras decisiones fue derogar aquellas funestas leyes que vendieron el territorio y la dignidad de nuestro país a mafias jurídicas y a intereses imperialistas que habían creado un Estado dentro de otro Estado. 



La movilización de intereses foráneos y anti patrióticos, han creado condiciones para gestar la posibilidad de anular la legítima autoridad de la presidencia de la república y crear un clima de inestabilidad política que es evidente con la carta de dos senadores norteamericanos que violan el principio de autodeterminación de nuestro pueblo y pretenden desconocer las iniciativas de la presidenta de la República de Honduras. 

Para tal fin, los senadores aliados con la oligarquía mediática y con los cuadros que pertenecen a la sala constitucional, a la Corte Suprema de Justicia, al Ministerio Público, instituciones que siguen fieles a la dictadura que gobernó por 13 años y que, por lo tanto, no es una decisión del gobierno de Xiomara sino de las viejas estructuras del Estado militar-policial corrupto, dominado por el narcotráfico. 

Hacemos un llamado urgente a la unidad de todo el pueblo hondureño, no importa sus simpatías políticas, debemos defender al legítimo gobierno de Xiomara Castro y proteger la vida de todos aquellos mujeres y hombres que han luchado por la recuperación de la venta de la soberanía, nos referimos a la memoria de Berta Cáceres, los integrantes de COPINH, a Miriam Miranda de OFRANEH que ha luchado contra la desaparición forzada de los garífunas, la violencia contra la mujer, a dirigentes integrantes de Guapinol Juana López, Elsy Banegas de COPA, Jaime Cabrera, Jony Rivas, Felicita López, Felipe Benites dirigentes auténticos de MILPAH y otros miembros dirigentes Pech, Tawahkas, Mísquitos.  


Finalmente, expresamos nuestra preocupación por la vida del dirigente ambientalista y defensor de la soberanía, Cristopher Castillo, igualmente por el intelectual orgánico y patriota, Fernando García.  


¡No permitamos que Prospera prospere! 


Alta es la noche y Morazán vigila y protege a Xiomara Castro y a todas y todos los defensores de la soberanía total de Honduras. 




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